En la última entrada de la semana pasada omití deliberadamente toda referencia al papel que han jugado las redes sociales en la llamada "Primavera árabe" para poder dedicarle un post en exclusiva y es que quizás estemos ante uno de los cambios más trascendentales en la Historia de las relaciones internacionales.
Tradicionalmente, el individuo ha tenido un papel anecdótico en las cuestiones internacionales. El Estado ha sido siempre el principal actor en este escenario y sólo muy recientemente el individuo ha comenzado a aparecer, casi siempre relegado a un segundo plano y de forma muy limitada. Sin embargo, la irrupción de las nuevas tecnologías y, en especial de Internet, ha cambiado radicalmente este panorama. Ahora la persona física, el ciudadano de a pie, está llamando a las puertas de los Estados reclamando un papel más principal y activo no sólo en las relaciones internacionales, sino en todos los ámbitos de la vida pública.
Desde los primeros años de desarrollo de las nuevas formas de comunicación se ha hablado de términos como globalización o gobernanza global, pero en ellos estaban excluidos los individuos, ya que el acento siempre se ponía en lo cada vez más interconectadas que estaban la distintas economías mundiales y en lo cada vez más interdependientes que eran las unas de las otras, lo cual exigía de los distintos gobiernos que tomasen medidas conjuntas que favoreciesen los intercambios comerciales. No obstante, poco a poco y al amparo de la liberalización necesaria para esta expansión comercial, el individuo ha ido colándose en el proceso globalizador.
Internet por sí solo ha sido una gran revolución. Ha permitido que las ideas traspasen fronteras con relativa facilidad (aunque no siempre ha podido superar las trabas de la censura y del idioma) y ha permitido acceder a noticias de todo el mundo, quizás amplificando el "efecto CNN" -al confundir en ocasiones inmediatez con veracidad-. Sin embargo, el verdadero revulsivo ha sido la aparición de las redes sociales, tal y como se ha puesto de manifiesto en la Primavera árabe. Las redes sociales, aparecidas hace unos pocos años, han conseguido que, por fin, las voces de los individuos se hagan escuchar. Han favorecido el contacto entre aquellos que comparten las mismas ideas, a la vez que han servido de canal de comunicación de las mismas, permitiendo organizar en pocos días una oposición y una revolución que anteriormente hubieran costado años y cientos de presos y escarmientos por parte de las autoridades. La principal virtud de las redes sociales es que verdaderamente son globales y, debido a su instantaneidad son muy difíciles de censurar o de ser manipuladas por los gobiernos. Es más, pueden llegar a jugar el papel de contrapeso necesario al efecto CNN, al permitir que las informaciones dadas a tiempo real puedan ser contrastadas también en tiempo real. Ahora la gente se informa a través de Facebook o de Twitter, por lo que un hecho o un acontecimiento ya no depende únicamente de captar la fugaz atención de la prensa internacional para llegar a todo el mundo y que todo el mundo se haga eco de él y exprese su preocupación o exija de sus gobiernos medidas concretas para remediarlo.
Creo que estamos asistiendo a las primeras etapas de un gran cambio. Las redes sociales pueden llegar a convertirse en la herramienta que haga realidad la conquista de los derechos civiles en todo el mundo y que permita a los ciudadanos ejercer presión sobre las políticas de sus gobiernos tanto a nivel doméstico como internacional. Quizás, aunque esto ya lo veo más utópico, las redes sociales creen un nuevo tipo de ciudadanía más y mejor informada, más crítica y, sobre todo, más exigente. Pero, como he dicho, tan sólo estamos al principio y habrá que ver cómo evoluciona.
En este caso sólo comentar que la idea es realmente antigua, aunque vista de otra manera:
ResponderEliminar"La formación de un «enjambre» de distintos grupos y tendencias, no coordinados explícitamente entre sí y apenas centralizados más allá de una mínima doctrina común dentro de las filas de cada uno de ellos, que van aumentando el alcance y virulencia de sus acciones hasta aislar y acantonar las posiciones del contrario sin dejarles posibilidad real de respuesta".
T.E. Lawrence - Los Siete Pilares de la Sabiduría.