martes, 31 de mayo de 2011

Vallas al campo

¡Hola a todos! Regreso y lo hago con una entrada que tenía que haber publicado la semana pasada, pero que por diversos motivos al final no lo hice. El tema del que quiero hablar, internet,  ya lo toqué en el post que titulé Vox Populi y la razón para que vuelva a él reside en la especial atención que se le ha dedicado a la red durante la última reunión del G-8 en Francia.

La pasada semana, previamente a la reunión del G-8 y bajo el auspicio de Sarkozy, se reunieron en Francia algunos de los grandes gurús de internet -entre ellos el creador de Facebook- en un nuevo foro llamado eG8,  con la intención de debatir acerca de la posibilidad y la necesidad de introducir controles en la red de redes. Los resultados de estas deliberaciones fueron posteriormente presentados al G-8, que por primera vez en su historia tenía a internet en su agenda. Y es que el gran desarrollo de las tecnologías y la aparición de las redes sociales están creando nuevas dinámicas de interacción entre la gente, nuevas formas de relacionarse que van más allá de las fronteras y de los controles de los Estados. Y estos cambios sociales se están produciendo a una velocidad tan vertiginosa que a los distintos gobiernos del mundo no les da apenas tiempo de adaptarse.

Los principales motivos que esgrimen los dirigentes del G-8 (y en general todos los dirigentes del mundo estén o no en tan selecto grupo)  para querer entrar a regular el ciberespacio siguen siendo la defensa de la propiedad intelectual, la protección de la privacidad y de la intimidad y la lucha contra delitos como la pederastia o las redes terroristas que usan la red para comunicarse y coordinar sus acciones. Si bien esto es cierto, no lo es menos la preocupación que existe entre estos mismos dirigentes por que internet pueda llegar a convertirse en un universo paralelo en el que ellos ya no tengan cabida. El presidente francés manifestó de un modo muy claro esta preocupación cuando dijo en la apertura de la reunión del eG8 que "los gobiernos son los únicos representantes legítimos de la voluntad general". No quiero ahora entrar a rebatirle al señor Sarkozy que tal prerrogativa es atribuible, en todo caso, a los parlamentos nacionales y no a los gobiernos. Lo que sí haré es señalar cómo los recientes acontecimientos fraguados en las brasas de las redes sociales están poniendo a prueba la resistencia de los cimientos de nuestras sociedades (y no sólo en el plano político e institucional, también en el económico e industrial, e, incluso, en el social y personal). Las recientes revueltas en el mundo árabe y, en especial, la movilización social ocurrida en España, que ya se ha extendido a otros países europeos, han puesto de manifiesto la pregunta que se esconde tras la afirmación del presidente galo: ¿qué ocurre cuando el pueblo ya no se siente identificado con sus representantes legítimos y encuentra una forma no institucionalizada de mostrar su desacuerdo y desencanto? ¿Cómo se ha de reaccionar cuando públicamente se le ha retirado la legitimidad democrática al sistema? En este sentido, Internet ha sido como una gran pedrada en la ventana de la torre de marfil y no es de extrañar que ahora se sienta la urgencia por regular su uso y por tratar de definir qué papel han de jugar las instituciones  y los poderes de siempre en este nuevo escenario en el que, al menos por ahora, los individuos tienen voz y se hacen oír.

En conclusión, internet, sobre todo desde la aparición de las redes sociales, se ha convertido en una herramienta de transformación social muy poderosa. Quizás pueda llegar a contribuir a la creación de un nuevo modelo de democracia más directa o, al menos, a que las sociedades tengan un mayor control sobre sus dirigentes. Pero internet también tiene su lado oscuro, puesto que el hecho de que exista una mayor cantidad de información disponible no quiere decir que la gente esté mejor informada y, en este sentido, la ausencia de filtros en la red, el anonimato y la falta de contraste en las informaciones pueden dar alas a quienes quieran hacer un uso de la red con fines manipuladores.

1 comentario:

  1. Muy bueno Luis.
    Ya quisieran todos meter más la mano en los medios... Como si no tuviéramos ya manipulación bastante! pfff
    En fin, voy a ver si Sarkozy tiene facebook y me acepta como amiga, a ver qué se cuenta jajajja

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