Ya ha pasado una semana y parece que las aguas sobre este asunto comienzan a calmarse, al menos, en lo que a la repercusión mediática se refiere. Sin embargo, este contencioso dista mucho de estar aún resuelto.
Si bien es cierto que el tono del discurso español se ha suavizado un poco, el gobierno argentino se mantiene en su posición y niega que vaya a compensar a Repsol por la expropiación.
Como dije en la última entrada, hoy me gustaría hacer referencia a los riesgos que ha asumido el gobierno de Kirchner al obrar así.
En primer lugar, el más inmediato, el jurídico. Si finalmente se determina que, por la parte argentina, ha habido incumplimiento del APPRI firmado con España, Argentina habrá incurrido en responsabilidad internacional y tendrá que compensar a España. Pero también, con este posible incumplimiento, el gobierno argentino está atentando contra la seguridad jurídica, elemento clave para que las grandes empresas internacionales se planteen realizar inversiones de envergadura y a largo plazo en el país.
En segundo lugar, Argentina se enfrenta a las posibles represalias no sólo de España, sino de Europa, tal y como ha anunciado hoy el comisario europeo de Comercio vaticinando que Argentina sufrirá durante mucho tiempo las consecuencias de la expropiación. No en vano, la misma UE se juega mucho en este tema, al igual que España.
Por último, y no menos importante, Argentina ha dado un paso en falso en su pugna con Brasil por el liderato regional. Sirva como ejemplo la propuesta de España a la UE de dejar de negociar un acuerdo de asociación con Mercosur (Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay) y hacerlo, en cambio, país por país excluyendo a Argentina. habrá que ver cómo se comporta Brasil, pero ahora mismo el gobierno argentino le ha brindado una oportunidad de oro de destacarse, aún más, en la carrera por el liderazgo en Sudamérica.
¿Y por qué ha asumido Argentina todos estos riesgos? De las motivaciones populistas ya hablé en la anterior entrada, así que no lo repetiré. Hoy voy a centrarme en la razón puramente económica, y de oportunidad, que hay detrás de esta operación. Quizás muchos no lo sepan, pero Repsol estaba en negociaciones con la petrolera china Sinopec para la venta de YPF. Antes de que la operación pudiese concretarse, Argentina ha nacionalizado YPF. ¿Se hubiera atrevido a hacerlo si la empresa hubiera estado ya bajo control chino? Sinceramente, no lo creo. El gobierno argentino ha nacionalizado la filial de Repsol con la vista puesta en el interés chino por los recursos petroleros del país, sobre todo después de que se anunciase el potencial del yacimiento de Vaca Muerta, estimado en unos 927 millones de barriles de petróleo.
Por ahora Sinopec ha anunciado que seguirá las negociaciones para la venta de YPF con Repsol, lo cual es una buena noticia, pues supone un reconocimiento implícito por parte de China (recordemos que Sinopec es una empresa estatal) a las pretensiones españolas en este caso. Veremos cómo se desarrolla esto y qué sucede en el futuro.
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