Como siempre que se produce una noticia de semejante calibre, parece que apenas hay espacio en los informativos para nada más en las horas inmediatas que siguen al hecho acontecido. En apenas 24 horas ya sabemos cómo se produjo la acción contra Bin Laden, cómo era la casa en la que vivía, qué tipo de comandos especiales la ejecutaron y cuánto tiempo les llevó. Hemos podido ver una supuesta imagen del cadáver desmentida escasos minutos después y se han producido programas especiales y debates a lo largo y ancho del mundo.
Pero la noticia de la muerte del terrorista más buscado del mundo no sólo ha hecho correr ríos de tinta y llenado horas de televisión, también ha provocado una fuerte resaca. En primer lugar, y como era lógico, el nivel de alerta ante un posible acto terrorista se ha elevado en todo el mundo - Defensa ha ordenado a nuestras tropas en el exterior extremar las medidas de autoprotección- y la mayor parte de los líderes mundiales advierten de que el peligro no ha pasado, de que Al-Qaida sigue siendo igual de peligrosa hoy que ayer. Así pues, ¿es cierta la afirmación de Obama de que tras la muerte de Bin Laden el mundo es un lugar más seguro? Quizás lo sea con el tiempo, pero por ahora lo dudo. De hecho, si hubiera que definir el clima reinante con una sola palabra creo que ésta debería ser incertidumbre y no sólo se aplicaría a EE. UU. y sus aliados, sino que también a la misma organización terrorista. ¿Por qué? Simple, los soldados que llevaron acabo la acción se hicieron con una gran cantidad de material informático e imagino que la información contenida en esos ordenadores tendrán en vela a más de uno.
El vértigo, la incertidumbre ante el qué pasará ahora, no es el único efecto que ha venido con la resaca. También ha traído el dolor de cabeza en forma de las críticas que inevitablemente acompañan a una acción de estas características. En primer lugar, las vertidas en torno a la legalidad de la acción en sí. No voy a entrar ahora en la discusión acerca de si la operación contó o no con la autorización del gobierno paquistaní y en si la legislación norteamericana - "Autorización para el uso de la fuerza militar", emitida contra todos los implicados en el 11-S- permitía o no a Obama a autorizar tal acción, ya que ambas son cuestiones tan complejas que requerirían de sendos post dedicados en exclusiva a analizarlas. Por el momento me contentaré con destacar el acierto que para mí ha tenido la Administración americana otorgando parte del crédito de la acción a la colaboración que durante los últimos diez años le viene prestando Pakistán a EE. UU. Sobre todo, porque las autoridades paquistaníes se están llevando también una buena ración de críticas y de dudas acerca de su compromiso en la lucha contra el terrorismo a raíz de que Osama se encontrara oculto a escasos 50 km de la capital del país sin que sus fuerzas de seguridad ni su Inteligencia aparentemente lo supieran.
Otra de las consecuencias que ha traído consigo esta resaca es la que, a mi juicio, me parece más interesante: las voces que ahora cuentan con un nuevo argumento con el que exigir la retirada de las tropas americanas tanto de Irak como, especialmente, de Afganistán. ¿De verdad se ha quedado EE. UU. sin excusas que justifiquen su presencia en estos territorios? No lo creo. Es más, creo que con este éxito ahora Obama puede justificar mejor ante su opinión pública el mantener desplegadas las tropas el tiempo que sea necesario. El mensaje está claro: "Hemos tardado diez años, pero nuestra guerra contra el terrorismo está dando resultados".
Y para terminar este extenso post, voy a realizar una concesión a quienes ayer me pedíais que hablara de teorías conspiracionistas. ¿Dónde está el cadáver y por qué no se enseñan las fotos? Si bien por un lado creo que han actuado bien deshaciéndose del cadáver en el mar siguiendo la tradición musulmana para evitar ofensas y remarcar el mensaje de que la guerra es contra el terrorismo y no contra el Islam, por el otro creo que no les conviene retrasar demasiado -y en mi opinión ya lo están haciendo- el mostrar las pruebas de la muerte de Bin Laden, ya que cuanto más tarden más alas les darán a los amantes de las conspiraciones. De hecho, hoy he leído que los habitantes de la localidad en la que ha sido abatido no se creen que haya muerto. Es más, a mi ya se me está ocurriendo el argumento para una novela digna del mismísimo Tom Clancy.
Jajajja, seguro que sí, que es todo un montaje y sigue vivo. Ahora se hará una operación de cirugía estética y se irá con Elvis, Marilyn y Michael a la misma isla paradisiaca ;)
ResponderEliminarA mi es que lo que me gustan son las teorias conspirativas. A mi no me parece descabellado que a Osama lo tuvieran localizado y totalmente controlado desde hace ya un tiempito, y estaban esperando a una situación propicia para asestar el golpe. Y esta han podido ser las revueltas de los paises arabes. Siempre con la vista puesta en los combustibles. Y de esta manera eliminar una personalidad tremendamente influyente en el mundo arabe, contraria a USA, y comenzar unas maniobras de influencia Yankee sobre estos territorios
ResponderEliminarTienes razón con lo del momento para llevar a cabo el operativo. Ayer se me olvidó comentarlo en el post. Yo también creo que está ligado a lo de las revueltas en los países árabes, pero de una forma distinta. Las revueltas han sido un revés para el integrismo, ya que las reivindicaciones se han centrado en pedir mejoras en la calidad de vida, mejores posibilidades de trabajo para los jóvenes y reformas políticas en pos de una mayor libertad y de más transparencia en los poderes públicos.
ResponderEliminarHan sido un buen termómetro para medir hasta qué punto los extremistas están o no arraigados en esos países y cuál es su poder real y se ha visto que son una minoría. Además, como he comentado, esta vez creo que lo han hecho bien intentando respetar el rito islámico en el entierro de Osama.
Y bueno, si lo que te gustan más son las teorías conspirativas, me viene a la cabeza una pregunta que podría servir de punto de comienzo para una: ¿Por qué Osama se ocultaba en Pakistán, un país a priori aliado de EE. UU.,y donde obviamente estaba en peligro, en vez de hacerlo en Irán, cuna de la Revolución Islámica y en donde una acción como la del otro día no podría haberse llevado a cabo? ¿Es que ya no es válida la afirmación de que el enemigo de mi enemigo es mi amigo? Aunque quizás la respuesta lógica sea la mala sintonía entre chiíes y sunníes, no me puedes negar que la pregunta no da pie a elaborar alguna que otra teoría conspiratoria